viernes, 1 de noviembre de 2013

A fuego lento la pasión entre mis sábanas



Lo atroz de la pasión no es la llama que aviva su fuego, 
ni su latente paso en forma de lágrima por mis mejillas ya cansadas. 
Lo atroz de la pasión es cuando vuelve y como un campo de batalla, 
el corazón contempla, el amor que nos ataba.
Lo atroz de la pasión es su eco atronador en esta cárcel, 
para este pájaro sin alas. 
De lejos la contemplo, como los rayos del sol a través del agua, 
bailando para mi, para el amor. 
Bailando un tango con mi alma y mi lamento,
 a fuego lento la pasión entre mis sábanas.

Lo atroz de la pasión es cuando cede, 
y las rendijas de tus ojos no me dejan ver el alba. 
Cuando mirándonos cara a cara nos sorprenden, 
dos extraños, 
que en el pasado como dos locos se amaban, 
jugando a enamorarse del brillo de la luna, 
como enamorados acuchillándose, la piel desnuda.
Lo atroz de la pasión es cuando no late, mi corazón, 
aferrándose a la vida entre tus manos.
 Cuando mis labios en la oscuridad no buscan, 
tus labios, ni tu aliento entrecortado.

Lo atroz de la pasión es cuando miente, y engañosa me sorprende, 
removiendo el pasado. 
Lo atroz de la pasión es cuando no te encuentro, 
y me despierto en otros brazos, 
lo atroz de la pasión eres tú y saber que eres tú mi pasión, 
que no has regresado. 
Saber que eres tú, el que provoca mis versos, 
estos versos, 
de un corazón desgastado.

Tú, las lágrimas corriendo por mis mejillas, tú, 
bailando un tango con mi alma y mi pasado.
Tú, 
y otra vez el lamento de que a mi no vuelves ni tú, 
ni tu aliento entrecortado.