martes, 2 de febrero de 2016

Bajo el cielo estrellado


Ahora que estoy sola y los suspiros me abandonan,

ahora que tu abrazo se ahoga, y a través de mis tímpanos llora,
el tiempo que no estuve contigo, el tiempo que se ha marchitado.

Y retornas como un olvidado,
como el olvido retozando en mi memoria,
como mi memoria que te ha recordado, 
y me pesan en los labios,
los besos que no nos dimos,
y me duele no haberte querido,
como se quieren los enamorados.

Vuelves a mi porque eres mio,
porque aunque nunca te haya dejado,
vuelves a mi,
porque soy tuya,
sin ni si quiera haberme entregado.
Y vuelve a mi la vida, la noche, y los suspiros,
y todos los besos que había contado, día tras día,
sin ni si quiera haberlos dado.

Y aunque duele si te vas,

como duele el destino,
y duele si vuelves como el hijo pródigo,
y duele si me olvidas como se olvidan los pecados,
aunque mates cuando besas
como en las tiernas poesías,
y escribas sonetos bajo el cielo estrellado,
dirigidos a mis ojos cansados de no verte,
dirigidos a mi alma
que vuelve al pasado,
a pesar de todo eso
quisiera sentirte mio,
quisiera no haberte olvidado.

No haber olvidado el cielo, 

estrellado como mi piel, 
o como tus ojos, 
o como la noche que nos enamoramos.

Ahora, vuelves a mi esta noche,

y dueles como duelen estas letras,
al manchar de recuerdo el lienzo blanco del olvido.
Y dueles más que todas las noches estrelladas, 
cayendo en los brazos de cualquiera,
anhelando tus suspiros.
Quebrándose en mil pedazos nuestras noches,
doliendo los besos, esos,
que no nos dimos.
Porque dueles más que el maldito fracaso,
dueles más que no haberte conocido.

Ahora que no encuentro la cordura,

el descanso, ni la luna,
ni la noche, ni el día,
ni tus ojos,
ni la vida,
ahora que solo encuentro el recuerdo de haberte amado.
Ahora soy yo la que te escribe,
bajo el cielo estrellado