viernes, 2 de septiembre de 2016

Septiembre siempre triste

Quizás se le olvido que mis besos 
le borraron de su piel las heridas, 
que mi cama era su casa y mi piel sus sábanas, 
mis ojos eran su mar
y su sol se ponía en mis pestañas. 

Quizás se le olvido, decir que me quería en esa tarde corta de verano,
quizás se le olvido, acercar las distancias con un beso,
como tantas otras veces había hecho.
Quizás se me olvido, que yo no era, 
ni suya, ni nuestra, ni nada, 
pero recordé que un día tal vez lo fui, 
suya, nuestra, todo. 

Quizás se le olvidaron las promesas, 
los susurros, los llantos, los perjuros, 
quizás se ha olvidado del calor, 
de sus manos en mi cuerpo, 
de sus brazos enredándose en mi cintura,
y mi boca saboreando cada centímetro de él. 

Quizás se me olvidó que él ya se había ido,
una vez antes, ya se había marchado,
se me olvidó que lo había olvidado.
Quizás ocho años no pasan tan rápido desde el desamor. 
Porque desde aquí cada latido, 
late al ritmo de aquella canción. 

Quizás se le olvidó recordarme
y eso es todo lo que quiero decir,
quizás se olvidó.