miércoles, 24 de abril de 2013

Carta desesperada

Olvido. Maldita palabra, nunca aprendí a olvidar.
Testarudo verbo, ¿Cuándo me empezaste a odiar?
Que tristes recuerdos has decidido dejar en este corazón, tendidos secándose al sol, un sol que apenas amanece, y apenas basta para calentar mis huesos. Quizás tus besos fueran de keroseno. Quizás el azar jugando a ser destino nos supo engañar, pobres humanos empeñados a jugar a este juego, sin dado, ni as.

¡Olvido!, ¿Por que te empeñas en hacerme llorar? ¿Por que no me quieres despertar?

Las hojas del calendario impasibles pasan, me arrastran para mirar a los ojos al pasado día tras día. El amor se reduce al olvido, aunque a veces imposible, al final siempre se reduce a lograr olvidar.
Que triste final para un hermoso principio, mejor olvido que desconocimiento, ¿no es verdad?

Las hojas de lo árboles caen, la primavera como si me tratase de su presa me acecha, los inviernos se hacen esperar, las olas del mar ahora no rompen, ni me llegan, ni me llevan, ni te traen hasta mis pies. Que triste es recordarte y querer olvidarte a la vez. Me paro, me siento a hablar con el reloj, me pregunta cuantos besos en este tiempo te habría dado yo, le respondo, que lo mismo que otras en mi nombre ya te habrán dado, ¿no?

¡No todo en la vida es desamor! Una vez estuvimos enamorados, o eso digo yo, ¿no olvido?, tú lo recuerdas mejor que yo. Quizás recuerdes los sonetos, los girasoles, o la bruma de ese mar, quizás las gaviotas, o el azul de su mirar. ¿Lo que yo recuerdo?, eso, no lo puedo contar.
Con los dedos de mis manos, y con los de las suyas si hacen falta, los noventa días y las mil y una noches que han pasado desde que le pretendo olvidar. Ahora que se que lo amo, el amor me quiere matar.

A veces una jaula nos da las alas para volar.

Y ahora mi conciencia se pregunta. Olvidarte es lo que quiero, pero, ¿olvidarte para qué?, ¿es que acaso cicatrizan los besos, acaso se esfuman las palabras?, ¿a dónde se van los recuerdos?, ¿a dónde se marcha el amor una vez muerto?, no hay lugar para eso, no hay otro lugar que no sea el nuestro.
Porque fuera de mi tú no existes, ni tú, ni el recuerdo. Y ahora que los sentimientos han muerto, creo que no te necesito Olvido.

¿No es cierto?