jueves, 3 de julio de 2014

Como el mar...



A veces creo ser el mar, tan azul como tus ojos. Pigmentándose de otros colores, que no son el suyo, imitando lideres tan altos como el cielo, dependiente y drogadicto. Emocional y sumiso, a esta libertad que creemos tener en vida, a esta enfermedad que cura la muerte y con los brazos abiertos recibimos con el nombre de Locura. Me creo como el mar, volviendo  siempre  a su punto de partida, furioso, como una tormenta tropical en verano, como el fuego incendiando mis pensamientos, como mis besos desgarrándote el alma, o mis palabras arañando la vida, como el mar rugiéndole a esta inquisición a la que llamamos amor, como un alma que triste destroza la carne que habita. 

A veces me creo el mar, tranquilo acariciando la arena, y marcándola de por vida con su espuma, imborrables recuerdos de salitre, que no la deja intacta si no que a veces la destroza u otras sencillamente la desarma o aporta nuevos componentes al conjunto. Haciendo de su paso un resurgir, las cenizas de una llama apagada, que una vez tuvo candor. A veces me creo el mar, anhelando ser amado, ser de nadie, ser alguien, ser suyo y ser. Me creo como el mar que se lleva todo de golpe y regresa, regresa dejándote sin nada, pero regresa siempre para tropezar rompiendo, sin cansarse, y regresar nuevamente con mas fuerza, con mas valentía. Siendo un nuevo mar.  

Como el mar, jugando con las gaviotas, me creo. Enamorado del viento, invadido por los barcos que quieren hacerlo prisionero. Y el mar queriendo ser libre nos llora, el mar queriendo ser solo suyo. Como el mar, soy como el mar, enredado con la luna por las noches, con su musa. A veces me siento como el mar, solo en las noches de niebla, aguardando ese ansiado reflejo que le insufle de vida humana. A veces me siento como un mar en calma. Otras en cambio me creo eterna e incorruptible, como ese agua turquesa de la que los poetas viven enamorados, cayendo en una eterna resaca cuanto más viva me siento, unos muriendo de vida y otros por muerte sufriendo. 

Yo, soy como el mar, en esencia esto. 
Un ente incasable que corre en busca de la felicidad, dándole vida a ese término vacío, moldeándola y cambiando sus componentes. Soy como el mar, excepto por lo de ser eterno, aunque a veces lo parezca. Mi esencia corre para confundirse con las olas, y así teñirse de azul un rato y jugar a que vuela por el cielo. 
A veces creo ser el mar, porque siempre regreso.