sábado, 25 de abril de 2015

Canción a la esperanza

Ante el abismo, el cuerpo es frágil y enmudece.
Ante la valentía los cobardes desisten, perecen,
porque cuando el alma no baja los brazos, 
en el corazón rugen los cañones.
Y mientras el viento transporte las voces,
no dejarán de hacer banderas los ejércitos,
no dejarán los gritos indiferentes a los animales,
mientras el ser humano enmudece, ante el abismo.


Por qué no dejarán de hacerse cruces, 
las damas que van de negro.
Por qué no dejarán las rosas
de caer en sacos rotos bajo las tumbas, 
a pleno invierno.
Por qué no dejarán las dagas de atravesar palabras, 
y corazones de acero.
Por qué el valiente paga con su sangre, lo que el cobarde calla entre sus miedos.
Será que el abismo es grande, e inmenso.
Será que cuerpo es frágil y pequeño.
Será que las almas quieren tejer banderas,
que nos endulza el espíritu,
los gritos y el rugir de los cañones.
Será que las damas de negro lloran, 
por aquellas almas que no bajan los brazos,
ante aquellas dagas, que rompen silencios.