jueves, 28 de mayo de 2015

Como dos niños asustados que se aferran el uno al otro, te quiero...

Te quiero, así de sencillo y de liviano.
Te quiero, porque deshaces los nudos de mi garganta, 
porque sabes jugar con los dientes y mi ropa,
porque eres luz y yo oscuridad, 
porque alumbras mi alma, 
alumbras hasta el alba. 


Te quiero, porque enamoras a mis demonios,

y comparados con los tuyos los míos, 
tienen alas. 
Te quiero, así de complicado y tedioso,
te quiero porque te reflejas en mis ojos,
y eres aun más hermoso que la misma vanidad. 
Te quiero, porque lates en mi pecho
y retumbas en mi alma,
y te asomas por la comisura de mis labios,
y me trepas por la espalda
y te alimentas de mi, como un animal.


Te quiero, así de maravilloso y plácido.

Te quiero, a ti, por ser hermoso en tu dulzura,
por mecerme entre tus brazos y quererte, y quererme,
y querernos en el tiempo, la distancia y la eternidad.
A través de las manos, los labios y la vida.


Te quiero.