El mundo se pasa la vida girando,
y la vida se pasea por el mundo,
soñando estar quieta.
Las vueltas nos marean,
pero volar nos obnubila.
El vértigo nos da angustia
y el miedo nos quita el sueño,
y en este mundo en el que no somos nada,
y lo somos todo,
queremos que todo vuelva,
y romper con todo.
Nos pasamos el día viviendo,
y cuando la noche llega soñamos con seguir vivos,
y vivimos y nos desvivimos,
y viviendo nos vamos
y viviendo venimos.
La vida es un dulce y es un tormento.
En este mundo en el que el cielo no termina,
y el mar se funde con lo eterno,
saltar al vacío nos aterra,
y pensar no es obligatorio.
Cicatrizar es una opción
y desertar un desencuentro.
Vivir nos está prohibido,
y la osadía descansa encerrada
en el pecho de unos tantos,
en las piernas de unos pocos,
en ese cielo que no termina
y no recorremos,
en ese mar que es eterno,
pero que para algunos termina,
para los que sueñan ser eternos.
La vida nos espera,
en esos andenes a los que no bajamos,
en esas carreteras abandonadas de vida,
en esos besos que nos callamos
y en esas palabras que vagan,
buscando ser pronunciadas.
La vida girando, y nosotros soñando estar quietos.