lunes, 30 de diciembre de 2013

Recuérdame, atándome a la vida

¿Recuerdas cuándo alzabas tus alas para volar hasta lo más alto? 
Recuerdo cuando el sol te tenía envidia, porque tu sonrisa brillaba con la fuerza de mil estrellas, porque tu corazón latía con la fuerza de cien caballos corriendo al unísono.
Tantas cosas han sucedido en tu camino, quizás hayas perdido de vista al amor, quizás él este jugando a corretear por sus manos y tú, no lo hayas percibido. Quizás haya volado lejos hasta otros labios, sus labios. Quizás esté jugando a esconderse detrás de cualquier sonrisa que pasa a tu lado, y sin darte cuenta te roza y rompe las barreras para llegar hasta tu vida, quizás.

Pequeña y dulce niña de la sonrisa rota, cree en ti misma. Todas las personas nacemos únicas, pero solo unas pocas morimos siéndolo. Así que no te disfraces con otras caras, otros ojos, otras miradas.. no te ocultes entre la multitud, sal, grita, vive. Repite una y otra vez los mismos errores si eso te encauza hacia los brazos de la felicidad, descubre texturas, diferentes lágrimas, distintas noches, pero vuelve siempre al mismo mar. Quién sabe, tal vez algún día estés preparada para bañarte en el azul de sus ojos sin hundirte, quizás algún día llegues a olvidar, estoy segura. 

Niña de ojos tristes, eres tan afortunada por haber conocido la más pura alegría, el más sincero e inocente amor, el cariño más tierno, eso que tantas otras personas andan buscando tú, lo tienes. No llores por, en algunos casos, haberlo tenido, si algo ha atravesado la puerta de salida de tu vida es porque, simplemente, tenía que hacerlo. Ríe, por todo lo que te queda por conocer. Mírate al espejo y dile a tu reflejo que nunca más vas a negarte una sonrisa, que bonita te pones cuando ríes pequeña. Has de comprender que el dolor es algo pasajero, que la vida nunca dejar de girar  y si no tomas tu tren a tiempo, la felicidad se esfumará en ese andén. Sigue creciendo, como hasta ahora has hecho, apartando de ti las cosas que hacían tiritar a tus entrañas, y algunas aunque así no fuera, muy a tu pesar has apartado, lo se, también se fueron algunas que hacían nacer en ti cientos de mariposas en tu vientre, no llores, alguno errores es sabio dejarlos atrás. No dejes nunca que nadie te enjaule, ¿a caso hay algo de bello en ver a un pájaro enjaulado?, no hay nada más majestuoso que ver la plenitud de su libertad, admirarla, sabiendo que si es tuyo volverá hasta tus brazos. 

Querida, solo he de decirte que yo tendré que irme y tú has de dejar salir todo lo que esta dentro de ti, dormido en tu interior, dejarlo brillar.

Solo quiero decirte,
pequeña niña de ojos tristes,
se tú misma.