Ya no quiero amor.
Que el amor duele en la piel del que besa,
y arde en las entrañas del corazón en el que late.
Ya no quiero guerras, que terminan siempre sangrando a Cupido,
ni cubrirme con el manto de su falsa felicidad,
para así aparentar que de amor yo vivo.
Ya no quiero lágrimas, ni llantos de cocodrilo.
No quiero suspiros que empañen de vaho la ventana,
no quiero maullar de amor a la pobre luna enamorada.
Ya no quiero quemarme, en el caldero de los que aman.
Ya no quiero bailar el vals de la inocencia,
mi alma perturbada vuela libre entre los infiernos de Romeo,
se retuerce en la cama de Julieta.
No quiero mentiras en tus labios, que con jarabe curen mis huesos,
no quiero al amor porque él nunca me ha amado,
no quiero al amor, a pesar de haberlo encontrado.
Ya no quiero que las palabras suenen dulces en tus manos,
no quiero que mis ojos brillen con el brillo de tus ojos,
ni mis pies corran hasta encontrar tus tobillos.
El amor es un juego en el que siempre se pierde,
le da igual de quien vengan los sollozos.
Que el amor ni cicatriza, ni se cura,
el amor es una herida abierta y de pasión supura.
Que el amor nunca se enamora,
porque es demasiado listo y sabe que es la muerte más dolorosa.
Ya no quiero mariposas que dejen sus capullos en mi estomago,
tuve el amor de cerca y no se parecía a las rosas.
Ya no te quiero amor, ni a ti ni a tus príncipes,
ni a ti ni a tus princesas,
ni a ti ni a tus burdas historias,
no te quiero amor,
a otra tonta con tus promesas.